La vida de Gérard Depardieu (76) es un escándalo en sí misma. Solo basta leer su vasta biografía. Sin embargo, el protagonista de las aventuras de Astérix y Obélix le está viendo los tres pies al gato desde que dos mujeres le acusaron de haberles agredido en septiembre de 2021 durante el rodaje de la película Las cortinas verdes.
Hace unos días declaró en el juzgado "soy vulgar, soy grosero, soy malhablado". Pero también: "No veo por qué tocaría a una mujer. No soy un sobón en el metro, me han dicho que eso existe, pero no conozco esas cosas. Hay muchos vicios que desconozco. De ahí a meterle la mano en el culo, ¡vamos!". Reiteró por activa y por pasiva que él no había hecho nada tan grave como una agresión sexual. El próximo 13 de mayo Gérard Depardieu sabrá si la justicia le declara inocente o culpable de un delito para el que el fiscal pide 18 meses de prisión.
El pasado de Depardieu está lleno de borracheras, peleas callejeras, abusos a paparazzi e insultos a colegas, pero también de profundas tristezas como la muerte de su primogénito Guillaume en 2008 a los 37 años. Este era hijo de la actriz Élizabeth Depardieu (83) que tuvo otra hija llamada Julie (51) con el astro francés. Gérard tiene otras dos hijas de otras dos relaciones, Roxanne (33) y Jean (18).
Guillaume había seguido la carrera de sus progenitores alcanzando la fama siendo adolescente con la película Todas las mañanas del mundo (1991) y consiguió el César al mejor actor revelación por Los aprendices (1995). Su prestigio como actor iba in crescendo al igual que sus serios problemas con el alcohol, las drogas, la violencia y su gusto por velocidad extrema que le llevó a conducir hasta los 320 km/h. Por esto último estuvo encerrado varias veces en la cárcel.
Lo cierto es que con 13 años Guillaume ya prometía. Se fugó de casa para irse a vivir con dos prostitutas y empezó a coquetear con el alcohol. A los 17 acabó con sus huesos en la cárcel por robar con una pistola de gas las chaquetas de plumas de varias personas. Sobre esta experiencia, el joven confesó que "aprendí a ser profundamente antisocial. Me convirtieron en una bestia". Posteriormente, en 1993 fue condenado a tres años por tráfico de heroína, pero fue liberado al cabo de un año y medio.
En 1995 hubo un punto de inflexión en su vida cuando la caída accidental de una maleta le provocó un grave accidente con la moto que conducía. Se sometió a 17 operaciones y, posteriormente, sufrió una infección en la rodilla contraída en el hospital que le hizo la vida imposible. Por ello, le amputaron la pierna.
A medida que iba creciendo también aumentaban sus ataques de ira. En nuestro país fuimos testigos de lo ocurrió en el Festival de Cine de Gijón en 1999 donde destrozó la habitación del hotel, intentó agredir al director de la muestra y encima ganó el premio al mejor actor, que no recogió porque le habían expulsado.
Asimismo, algún que otro director interrumpió el rodaje por el consumo de drogas duras de Guillaume, por el que tuvo que ser ingresado en contra de su voluntad. Una noche huyó del centro en mitad de la noche colgando una sábana de la ventana del tercer piso. En 1993 fue de nuevo sentenciado a tres años de prisión, dos de ellos suspendidos y sujetos a libertad condicional.
En 1996 Guillaume se enamoró de Clotilde Courau (56), con la que vivió una intensa historia de amor que a día de hoy la actriz sigue recordando con cierta nostalgia. En la actualidad ella está divorciada de Manuel Filiberto de Saboya (52), que está enamorado de la millonaria mexicana Adriana Abascal (54). En 1999 Guillaume se casó con Élise Ventre -fallecida en 2020-, madre de su única hija Louise, de 24 años. Se divorciaron en 2001.
La gran tragedia llegó en 2008. Mientras rodaba en Rumanía La infancia de Ícaro contrajo una grave neumonía combinada con estafilococo áureo. Inmediatamente fue repatriado a París al hospital Garches, donde murió tres días después, concretamente, el 13 de octubre. Una muerte prematura que dolió considerablemente a muchos de los miembros del cine galo.